El Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar es una jornada reivindicativa de este colectivo de profesionales, formado mayoritariamente por mujeres migradas, en la que piden y exigen los derechos que les corresponden como ciudadanas y trabajadoras. La jornada busca dar visibilidad social a su colectivo y a la realidad laboral discriminatoria que sufren.
Marga Azucena Castillo Morales, trabajadora del hogar y los cuidados, llegó a Barcelona hace más de cuarenta años. Hablamos con ella de su experiencia, que supone un valioso testimonio del sector del trabajo del hogar y los cuidados.
Háblanos un poco de tu experiencia: ¿Quién es Marga Azucena? ¿Cómo llegaste a Barcelona?
Llegué a Barcelona procedente de Guatemala en el año 1983. Estaba a punto de cumplir 19 años y huía de unas circunstancias complicadas, no porque no tuviera medios económicos para mantenerme. Asesinaron a mi prometido y no era seguro para mí quedarme en el país. Me vine con una familia de allí con contrato y visado por un año. De ahí pasé a casa de otra familia acomodada de Barcelona trabajando como interna, donde no tuve una experiencia muy buena. Por suerte, en mis días libres iba a estudiar a una academia que había cerca del Ateneo Barcelonés, solo para mujeres. Allí hice contactos que me llevaron a otra casa.
He sido interna muchos años en Barcelona. Después viví en Cerdanyola con mi marido. Y, una vez separada, me fui a vivir con un amigo de toda la vida en Sant Cugat, al que ayudé a cuidar de su mujer y a quien también cuidé hasta que murió. Y que fue muy generoso conmigo.
¿Te has encontrado bien en Cataluña?
¡Mucho! Me he sentido siempre muy bien tratada. He tenido la suerte de encontrar a buenas personas. Y me han querido mucho. A veces el problema no es tanto la persona que cuidas como sus familias.
Con todos estos años de experiencia, ¿qué crees que habría que cambiar en el sector del trabajo del hogar y los cuidados?
Bastantes cosas. En primer lugar, yo no entiendo cómo se puede estar pagando 3 o 5 euros por hora. Conozco a chicas que trabajan cuidando a una persona mayor todo el día cobrando 500 o 600 euros al mes. Esto es algo que le dije al último señor que estuve cuidando: “Usted tiene dinero. Pague a una persona para el día y a otra para la noche”. Hay un sueldo mínimo que marca la ley.
A veces no es que no tengan dinero para pagar. Muy a menudo las personas mayores tienen patrimonio. Pero ahí es donde entran las familias, que con frecuencia no quieren gastar ese patrimonio en el cuidado del familiar. Y algunas de las trabajadoras del hogar no tienen su situación administrativa regularizada. Y eso las hace vulnerables. Por eso es muy importante que las trabajadoras tengan la información y los recursos para asesorarse.
También habría que avanzar en la sensibilización de las familias. A veces, la trabajadora del hogar es quien más horas pasa con la persona cuidada y quien más la conoce. Y cuando esta entra en el hospital, la trabajadora desaparece. El médico se dirige directamente a la familia, y la persona que la ha estado cuidando noche y día hasta entonces queda relegada a un segundo plano.
Se establece una relación personal con la persona cuidada. Cuando esta persona muere, tiene que ser duro.
Lo es. Tú eres quien la acompaña, quien la cuida, quien la vigila. Existe un aprecio. El abogado de una de las familias, que no me dio la liquidación cuando la persona a quien cuidaba murió, llegó a decirme que no me merecía la última mensualidad porque no había trabajado el mes completo. ¡Después de trabajar tantos años cuidando a su familiar!
Pero no me quejo. Yo creo en una justicia divina y a mí finalmente me ha llegado.
Tienes la Tarjeta Cuidadora. ¿Cómo la conociste?
Fue a través de la última persona a quien he cuidado, que murió recientemente. Fuimos de visita al Hospital del Sagrat Cor buscando un espacio donde él pudiera recuperarse, y la trabajadora social nos habló de Barcelona Cuida y de la Tarjeta Cuidadora.
¿Cuál es tu experiencia con el programa? ¿Qué le dirías a una trabajadora del hogar que no lo conoce?
He utilizado el servicio de asesoría jurídica. Pedro Moreno, el asesor, es un ángel que me ha ayudado mucho. Ahora estoy cobrando el paro por primera vez en la vida, gracias al cambio de normativa aprobado en setiembre del 2022, y estoy mirando si puedo complementarlo cotizando a media jornada para completar los años que me faltarían para llegar a la jubilación.
También he asistido al taller “Herramientas para cuidarnos emocionalmente” para trabajadoras del hogar y los cuidados, que ha dinamizado Marta Carrillo, que es maravillosa. Es que nos explica las cosas de una manera que nos activa. Si estás pensando algo tonto, negativo… desaparece. Yo estaba muy desanimada y preocupada por mi situación, y gracias a este taller y al apoyo del asesor jurídico, que me ha ayudado a gestionar el paro, ahora veo las cosas de otra manera.